miércoles, 26 de febrero de 2014

música de cama


Pues entonces tú estabas ahí en medio de una piscina que emanaba una extraña mezcla de olores como de mora gominola y agua estancada al mismo tiempo y me invitabas a una cerveza recalentada del sol y tus manos y mientras tanto yo pisaba la hierba tambaleándome por las setas por el frío que tenía dentro de las orejas y porque estaba asomada al borde del abismo del Trópico y no sabía muy bien qué pie tenía que mover y dudaba entre meter un pie en el agua de colonia de aquel pozo de agua artificialmente natural o dar la vuelta al tobillo contar hasta cuatro y volver al chiringo derruído donde servían sodas y cervezas un poco más frías que la que flotaba contigo en el agua.