Y se apresuraron a lo largo de la nacional 42, buscando un lugar entre la ruina y la rutina, donde buscar un sol demasiado grande que no quepa en el maletero, y seguir detrás de otras estrellas, por otras carreteras con baches, sin arreglar, pero nuevas después de cada curva, y la radio se oye muy mal, las cintas de cassette no funcionan, se enredan las películas, y las botellas de soda tintinean en la parte de atrás del coche, ahora que los abrazos se dan por Internet.
Prepara un té. Haz mucho ruido al hervir el agua. Las palmeras aplauden. Los pájaros ríen. La hierba llora rocío. Las gotas hacen sonido fuerte al caer.
pero me contento pensando que ahí tiene pintas de flipau, que me comí un frigopie,
y que con las gafas de sol las playas de Gijón tienen cierto aire Monster Rally, y me paso todo el día con la musiquina en la cabeza, y muevo los hombros en mi mente de continuo: