Bruce Davidson
Las noches se entretejían de dos en dos, en bares de mala muerte, donde el vino sabía a etanol puro, y la carne fluctuaba entre las luces de neón. No necesitábais nada más. Cada caricia escocía fuerte, pero seguíais hasta la extenuación. Y entonces, llegaba la mañana. Hasta la noche. Y el mar estaba lejos. Pero quién quiere volver a Kansas después de haber visto Oz...
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crear unicornio analógico con cintas recicladas y girar con el boli
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