los rituales siguieron escuchándose, al otro lado de la montaña. las hojas estaban frías, y se clavaban, secas, en las mejillas. el pelo estaba lleno de tierra. la luz de la mañana todavía era débil. los rituales seguían, pese a que ya hacía tiempo que había despertado el día. había sido una noche horrible.
Buah, me recuerda muchísimo a Horror en Dunwich de Lovecraft, que habla en cierto momento de rituales en la ladera y la cima de una montaña.
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