se me olvidó |
Pues de repente sonaron un montón de fuegos artificiales a lo lejos, en la penumbra, y vieron a muchas personas deambular por la oscuridad más negra, pero solo eran sombras, sombras en el paraíso, y ellos se limitaron a mirarlos desde la comodidad del maletero, un maletero demasiado lleno de cosas inservibles, pero que para ellos significaba un mundo de almohada, pureza, y suciedad a un mismo tiempo. No sabían de qué iba el asunto, pero se limitaron a observar las siluetas que paseaban por el horizonte, justo donde se cortaba el sol con la hierba seca, amarilla, y más seca una vez más, con el maletero abierto, la camisa cerrada, el tupé recien hecho, y vieron reflejos de lo que sería el día siguiente en la defensa del coche ajado, otro día tan demente como el de hoy, sin salida, pero con sueños.
Sobretodo la parte de sin salida, pero con sueños. Me acaba de parecer preciosa. Nunca dejes de escribir Paula, y gracias por transportarme a lugares mágicos, muchas gracias
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