viernes, 30 de enero de 2015

balinesa

lina scheynius



Nos conocimos en un aeropuerto. Era una transbordo de pocas horas. Hacía mucho calor y la humedad era casi insoportable. Pasaron muchos meses hasta que nos volvimos a hablar, de una isla a otra. Lo gris y efímero de las maletas, de lo que transcurre, de la gente somnolienta, de la ropa cómoda, de palabras sueltas en otros idiomas. Todo quedó atrás. Exactamente dos meses y cuatro días después, nos volvimos a encontrar. En un punto intermedio entre el Trópico de Cáncer y la Primavera Negra. Buceamos en los mares tropicales, y volamos con los libros que leíamos en la distancia. 

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