miércoles, 14 de enero de 2015

marine girls

lina scheynius




La verdad es que solo quise zambullirme en la saliva de tu sonrisa. Era lo único en lo que me apetecía bucear en ese momento, a las tardías cuatro y seis minutos de la tarde, una tarde que se eternizaba entre vinilos, cigarrillos de vainilla, y piscinas profundas. Me sequé la libido del bañador, avancé tres decilitros de cloro, y te amé, te amé, te amé, te amé, te amé tantísimo que te dolía te dolía y te dormiste con el sonido de las cigarras de rancho de Texas, el calor que sudaba tu hombro.



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