lina scheynius
La verdad es que solo quise zambullirme en la saliva de tu sonrisa. Era lo único en lo que me apetecía bucear en ese momento, a las tardías cuatro y seis minutos de la tarde, una tarde que se eternizaba entre vinilos, cigarrillos de vainilla, y piscinas profundas. Me sequé la libido del bañador, avancé tres decilitros de cloro, y te amé, te amé, te amé, te amé, te amé tantísimo que te dolía te dolía y te dormiste con el sonido de las cigarras de rancho de Texas, el calor que sudaba tu hombro.
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crear unicornio analógico con cintas recicladas y girar con el boli
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