viernes, 16 de enero de 2015

el hombre dislocado

jerome liebling




Quizás el pan sepa a poco, hay días que sabe increíblemente bien, otros que sabe a plástico, a chimenea, a seriedad por las mañanas, a cigarrillos apagados en la puerta de la fábrica, a quemadura de una vida demasiado gris. Pero este trozo de pan es todo lo que tengo, y es imposible odiarlo. Al contrario, lo quiero más que nunca. 

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