martes, 27 de enero de 2015

mientras vivimos



Una de las cosas que aprendí cuando empecé a obsesionarme con las fotos de Stephen Shore es que mientras vivimos, las cosas ocurren a nuestro alrededor. Continuamente. Las cosas fluyen, y tus gustos cambian, y tu boca fluye, y mi sonrisa se dilata, y una burbuja explota en aquella esquina, y el sol sale a veces, y el cigarro se despide, y el café quema, y tu mirada, tus ojos que siempre brillan, esa luz que entra por la ventana justo en ese momento, lo feo que se queda atrapado en las cafeterías de Madrid, la señora que se sienta enfrente de las naranjas, un ejecutivo triste, una anciana fea, una chica con granos, un niño con el pelo lleno de gominolas.
Por eso le hice una foto a ese perrito caliente que te pediste, a horas raras de la mañana, reseco, hecho sin amor alguno porque a ese camarero no le quedaba más amor que exprimir. Un perrito caliente atravesado en su plástica erguidez por un sable amarillo fosforito. Tu café, frío, te espera al otro lado con un suspiro y una cuchara como único arma. Cogiste el bote de ketchup, que descansaba en ese halo de luz de la mañana de sol con frío, y justo en ese momento apreté el botón que te atrapó el alma detrás de esa cristalera, sucia y horrible, pero que hace este momento maravilloso.

1 comentario:

crear unicornio analógico con cintas recicladas y girar con el boli

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.