lunes, 16 de febrero de 2015

ciudad de cristal




La verdad es que empezó a sonar ese disco de Sam Cooke, ese en el que habla de un niño con flechas, ese del que tanto me río, y al que no creo. Un querubín caprichoso e insoportable. Pero en la voz de Cooke es maravilloso. Tócala otra vez, Sam. Tócame otra vez. Ahora mismo te miro, y te quiero plasmar en una imagen, pero en realidad es imposible robarte el alma con la cámara, es completamente imposible. El vinilo sigue girando, suena el frufrú de lo antiguo, y la canción va llegando al final. Baja el volumen de la voz, y llega la noche. La eterna noche. Y vuelvo a deshacerme en forma de canción. En esta ciudad de cristal.





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crear unicornio analógico con cintas recicladas y girar con el boli

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